UN BLOG PARA LOS ALUMNOS DEL PROGRAMA DE CUALIFICACIÓN PROFESIONAL INICIAL.
miércoles, 14 de abril de 2010
CON MUCHO ARTE...MAYOR : EL SONETO
Imagen: Soneto rescatado (depaso.blogspot)
Un soneto es una composición poetica de origen italiano, que consta de catorce versos endecasílabos (11), distribuidos en dos cuartetos y dos tercetos. Los cuartetos deben compartir las mismas rimas, y los tercetos pueden componerse a gusto del poeta con la única condición de que compartan al menos una rima.
Como estamos ahora mismo centrados en clase en la medida y rima de los versos, vamos a buscar "Sonetos" para ir practicando de cara al control que tengo preparado para finales de mes.
Teneís hasta el jueves para aportar vuestro soneto, el viernes los veremos en clase y comentaremos otros aspectos además de la rima (tema, figuras...).
Espero vuestros sonetos, yo cuelgo el mío...
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Un soneto me manda hacer Violante,
ResponderEliminarque en mi vida me he visto en tanto aprieto;
catorce versos dicen que es soneto,
burla burlando van los tres delante.
Yo pensé que no hallara consonante
y estoy a la mitad de otro cuarteto,
mas si me veo en el primer terceto,
no hay cosa en los cuartetos que me espante.
Por el primer terceto voy entrando,
y parece que entré con pie derecho
pues fin con este verso le voy dando.
Ya estoy en el segundo y aun sospecho
que voy los trece versos acabando:
contad si son catorce y está hecho.
LOPE DE VEGA
No te quiero sino porque te quiero
ResponderEliminary de quererte a no quererte llego
de esperarte cuando no te espero
pasa mi corazón del frío al fuego.
Te quiero sólo porque a ti te quiero,
te odio sin fin, y odiándote te ruego,
y la medida de mi amor viajero
es no verte y amarte como un ciego.
Tal vez consumirá la luz de enero,
su rayo cruel, mi corazón entero,
robándome la llave del sosiego.
En esta historia sólo yo me muero
y moriré de amor porque te quiero,
porque te quiero, amor, a sangre y fuego.
Pablo Neruda
Un rato se levanta mi esperanza,
ResponderEliminarmas cansada d’haberse levantado,
torna a caer, que deja, a mal mi grado,
libre el lugar a la desconfianza.
¿Quién sufrirá tan áspera mudanza
del bien al mal? Oh corazón cansado,
esfuerza en la miseria de tu estado,
que tras fortuna suele haber bonanza!
Yo mesmo emprenderé a fuerza de brazos
romper un monte que otro no rompiera,
de mil inconvenientes muy espeso;
muerte, prisión no pueden, ni embarazos,
quitarme de ir a veros como quiera,
desnudo espirtu o hombre en carne y hueso.
Garcilaso de la Vega
Amor me ocupa el seso y los sentidos:
ResponderEliminarabsorto estoy en éxtasi amoroso,
no me concede tregua ni reposo
esta guerra civil de los nacidos.
Explayóse el raudal de mis gemidos
por el grande distrito y doloroso
del corazón, en su penar dichoso,
y mis memorias anegó en olvidos.
Todo soy ruinas, todo soy destrozos,
escándalo funesto a los amantes,
que fabrican de lástima sus gozos.
Los que han de ser y los que fueron antes
estudien su salud en mis sollozos
y envidien mi dolor, si son constantes.
D. Francisco de Quevedo.
Mis ojos, sin tus ojos, no son ojos,
ResponderEliminarque son dos hormigueros solitarios
y son mis manos sin las tuyas, varios
intratables espinos a manojos.
No me encuentro los labios sin tus rojos,]
que me llenan de dulces campanarios,
sin ti mis pensamientos son calvarios
criando cardos y agostando hinojos.
No sé qué es de mi oreja sin tu acento
ni hacia qué polo yerro sin tu estrella,
y mi voz sin tu trato se afemina.
Los olores persigo de tu viento
y la olvidada imagen de tu huella
que en ti principia, amor, y en mí termina.]
MIGUEL HERNÁNDEZ
AY VOZ SECRETA DEL AMOR OSCURO
ResponderEliminar¡Ay voz secreta del amor oscuro!
¡Ay balido sin lanas! ¡Ay herida!
¡Ay aguja de hiel, camelia hundida!
¡Ay corriente sin mar, ciudad sin muro!
¡Ay noche inmensa de perfil seguro,
montaña celestial de angustia erguida!
¡Ay perro en corazón, voz perseguida!
Silencio sin confín, lirio maduro!
Huye de mí, caliente voz de hielo,
no me quieras perder en la maleza
donde sin fruto gimen carne y cielo.
Deja el duro marfil de mi cabeza,
apiádate de mí, ¡rompe mi duelo!
¡Que soy amor, que soy naturaleza!
FEDERICO GARCÍA LORCA
María has sido moderada, no era un soneto...¡repite!
ResponderEliminarBiblos y Carlota vuestros deberes progresan adecuadamente ;), muy buena elección. Sergio, Raquel y Marta... bien, bien, bien.
ResponderEliminarEscuálidos escualos danzarines
ResponderEliminarte llueven de la boca y de los ojos,
vertiendo tus desdichas como abrojos
y lloros de caídos querubines.
Silentes, los silencios saltarines
te abordan restaurando tus enojos
y matan poco a poco mis antojos
de salvia, de cayenas y jazmines.
Me pierdo entre tus gritos y tu llanto,
no entiendo que he de hacer con tu tristeza
ni quiero ya tus cuitas y tus penas.
Amor; te lo aseguro, ya no aguanto,
me tienes confundido y de cabeza
y quiero al fin romper estas cadenas.
Cuando me paro a contemplar mi’stado
ResponderEliminary a ver los pasos por dó me han traído,
hallo, según por do anduve perdido,
que a mayor mal pudiera haber llegado;
mas cuando del camino’stó olvidado,
a tanto mal no sé por dó he venido;
sé que me acabo, y más he yo sentido
ver acabar comigo mi cuidado.
Yo acabaré, que me entregué sin arte
a quien sabrá perderme y acabarme
si quisiere, y aún sabrá querello;
que pues mi voluntad puede matarme,
la suya, que no es tanto de mi parte,
pudiendo, ¿qué hará sino hacello?
GARCILASO DE LA VEGA.
Tu espalda es mi descanso mi sosiego,
ResponderEliminares la calma después de haber amado,
tu espalda es el refugio donde llego
a lamer mis heridas angustiado.
Tu espalda es taller de mi poesía
por las noches que paso desvelado,
tu espalda tiene el fin de cada día,
es el sueño y un beso ya cansado.
Y si todo se me hace cuesta arriba,
si la vida se ensaña con mi vida,
mas que nunca tu espalda es necesaria.
Pues si es dura la mano del destino,
tu espalda es altar donde me inclino
para llegar a Dios... con mi plegaria.
Ramon de Almagron
TU ESPALDA
ResponderEliminarTu espalda es mi descanso mi sosiego,
es la calma después de haber amado,
tu espalda es el refugio donde llego
a lamer mis heridas angustiado.
Tu espalda es taller de mi poesía
por las noches que paso desvelado,
tu espalda tiene el fin de cada día,
es el sueño y un beso ya cansado.
Y si todo se me hace cuesta arriba,
si la vida se ensaña con mi vida,
mas que nunca tu espalda es necesaria.
Pues si es dura la mano del destino,
tu espalda es altar donde me inclino
para llegar a Dios... con mi plegaria.
Ramon de Almagro
En tanto que de rosa y azucena
ResponderEliminarse muestra la color en vuestro gesto,
y que vuestro mirar ardiente, honesto,
enciende al corazón y lo refrena;
y en tanto que el cabello, que en la vena 5
del oro se escogió, con vuelo presto,
por el hermoso cuello blanco, enhiesto,
el viento mueve, esparce y desordena:
coged de vuestra alegre primavera
el dulce fruto, antes que el tiempo airado 10
cubra de nieve la hermosa cumbre;
marchitará la rosa el viento helado.
Todo lo mudará la edad ligera
por no hacer mudanza en su costumbre
Garcilaso de la Vega
¡Cómo de entre mis manos te resbalas!
ResponderEliminar¡Cómo de entre mis manos te resbalas!
¡Oh, cómo te deslizas, edad mía!
¡Qué mudos pasos traes, oh, muerte fría,
pues con callado pie todo lo igualas!
Feroz, de tierra el débil muro escalas,
en quien lozana juventud se fía;
mas ya mi corazón del postrer día
atiende el vuelo, sin mirar las alas.
¡Oh, condición mortal! ¡Oh, dura suerte!
¡Que no puedo querer vivir mañana
sin la pensión de procurar mi muerte!
Cualquier instante de la vida humana
es nueva ejecución, con que me advierte
cuán frágil es, cuán mísera, cuán vana.
Quevedo.
Dulce soñar y dulce congojarme
ResponderEliminarcuando estaba soñando que soñaba;
dulce gozar con lo que me engañaba
si un poco más duraba el engañarme;
dulce no estar en mí, que figurarme
podía cuanto bien yo deseaba;
dulce placer, aunque me importunaba
que alguna vez llegaba a despertarme.
¡Oh sueño, cuánto más leve y sabroso
me fueras si vinieras tan pesado
que asentaras en mí con más reposo!
Durmiendo, en fin, fui bienaventurado;
y es justo en la mentira ser dichoso
quien siempre en la verdad fue desdichado.
Juan Boscán.
Soneto XIII
ResponderEliminarA Dafne ya los brazos le crecían
y en luengos ramos vueltos se mostraban;
en verdes hojas vi que se tornaban
los cabellos que el oro escurecían;
de áspera corteza se cubrían
los tiernos miembros que aun bullendo estaban;
los blancos pies en tierra se hincaban
y en torcidas raíces se volvían.
Aquel que fue la causa de tal daño,
a fuerza de llorar, crecer hacía
este árbol, que con lágrimas regaba.
¡Oh miserable estado, oh mal tamaño,
que con llorarla crezca cada día
la causa y la razón por que lloraba!
Garcilaso de la Vega.
PROFE SOI SAMARA VALE? QUE ESTOI EN LA CUENTA DE CRIS PORQUE NO ME DEJA METERME EN EL MIO .
ResponderEliminarEl rubí de tu boca me rindiera
a no me haber tu bello pie rendido;
hubiéranme tus manos ya prendido
si preso tu cabello no me hubiera;
los del cielo por arcos conociera
si tus cejas no hubiera conocido;
fuera su polo norte a mi sentido
si la luz de tus ojos no lo fuera.
Así le plugo al cielo señalarte
que no ya sólo al norte y arco bello
tus labios venzan y ojos soberanos,
mas, queriendo a ti misma aventajarte,
tu pie la fuerza usurpa y tu cabello
a tu boca, Amarili, y a tus manos.
Francisco de Medrano.
Diálogo entre Babieca y Rocinante.
ResponderEliminar-¿Cómo estáis, Rocinante, tan delgado?
-Porque nunca se come y se trabaja.
-Pues, ¿qué es de la cebada y de la paja?
-No me deja mi amo ni un bocado.
-Andad, señor, que estáis muy mal criado,
pues vuestra lengua de asno al amo ultraja.
-Asno se es de la cuna a la mortaja;
¿queréislo ver? Miradlo enamorado.
-¿Es necedad amar? -No es gran prudencia.
-Metafísico estáis. -Es que no como.
-Quejáos del escudero. - No es bastante:
¿cómo me he de quejar en mi dolencia
si el amo y escudero o mayordomo
son tan rocines como Rocinante?
Miguel de Cervantes.
Desde la torre
ResponderEliminarRetirado en la paz de estos desiertos,
con pocos, pero doctos libros juntos,
vivo en conversación con los difuntos
y escucho con mis ojos a los muertos.
Si no siempre entendidos, siempre abiertos,
o enmiendan, o fecundan mis asuntos;
y en músicos callados contrapuntos
al sueño de la vida hablan despiertos.
Las grandes almas que la muerte ausenta,
de injurias de los años, vengadora,
libra, ¡oh, gran don Iosef!, docta la emprenta.
En fuga irrevocable hoye la hora;
pero aquélla el mejor cálculo cuenta
que en la lección y estudios nos mejora
Quevedo
Escrito Está En Mi Alma Vuestro Gesto
ResponderEliminarEscrito está en mi alma vuestro gesto
y cuanto yo escribir de vos deseo;
vos sola lo escribistes, yo lo leo
tan solo, que aun de vos me guardo en esto.
En esto estoy y estaré siempre puesto;
que aunque no cabe en mí cuanto en vos veo,
de tanto bien lo que no entiendo creo,
tomando ya la fe por presupuesto.
Yo no nací sino para quereros;
mi alma os ha cortado a su medida;
por hábito del alma misma os quiero;
cuanto tengo confieso yo deberos;
por vos nací, por vos tengo la vida,
por vos he de morir y por vos muero.
Garcilaso de la Vega
Vanidad de la hermosura
ResponderEliminarMientras por competir con tu cabello
oro bruñido al sol relumbra en vano;
mientras con menosprecio en medio el llano
mira tu blanca frente el lilio bello;
mientras a cada labio por cogello,
siguen más ojos que al clavel temprano,
y mientras triunfa con desdén lozano
del luciente cristal tu gentil cuello
goza cuello, cabello, labio y frente,
antes que lo que fue en tu edad dorada
oro, hilo, clavel, cristal luciente,
no solo en plata o viola troncada
se vuelva, mas tú y ello juntamente
en tierra, en humo, en polvo, en sombra, en nada.
Luis de Góngora
Tengo miedo a perder la maravilla
ResponderEliminarde tus ojos de estatua, y el acento
que de noche me pone en la mejilla
la solitaria rosa de tu aliento.
Tengo pena de ser en esta orilla
tronco sin ramas; y lo que más siento
es no tener la flor, pulpa o arcilla,
para el gusano de mi sufrimiento.
Si tú eres el tesoro oculto mío,
si eres mi cruz y mi dolor mojado,
si soy el perro de tu señorío,
no me dejes perder lo que he ganado
y decora las aguas de tu río
con hojas de mi otoño enajenado.
Federico García Lorca
Cuando yo veo a la gentil criatura A
ResponderEliminarque el cielo, acorde con naturaleza B
formaron, loo mi buena ventura. A
El punto y hora de tanta belleza B
me demostraron, y su hermosura, A
que sola de loor es la pureza; B
mas luego torno con igual tristura A
y plango y quéjome de su crueza. B
Que no fue tanta la del mal Thereo,C
ni hizo la de Achila y de Potino, D
falsos ministros de ti, Ptholomeo. C
Así que lloro mi servicio indino D
y la mi loca fiebre, pues que veo C
y me hallo cansado y peregrino. D
Bien David, bien esa rima consonante ;)
ResponderEliminarYo era un niño sin más, como cualquiera,
ResponderEliminartravieso, algo mimado, un poco gordo;
tenía un ibertrén y casi todo
lo que un muchacho de mi edad desea.
Me veo caminando hacia la escuela,
agarrado a mi padre y orgulloso;
el cine los domingos y los toros
en la tele, charlando con mi abuela.
Fui dueño de un tesoro inigualable:
un balón oficial, una pistola
que pronto se rompió y una peonza
ganada a un buen amigo alguna tarde.
Ser feliz no era entonces más que eso
o de mí hoy se apiadan mis recuerdos.
Que otras veces amé, negar no puedo,
ResponderEliminarpero entonces Amor tomó conmigo
la espada negra, como diestro amigo
señalando los golpes en el miedo.
Mas esta vez que batallando quedo,
blanca la espada y cierto el enemigo,
no os espantéis que llore su castigo,
pues al pasado amor amando excedo.
Cuando con armas falsas esgrimía,
de las heridas truje en el vestido
-sin tocarme en el pecho- las señales;
mas en el alma ya, Lucinda mía,
donde mortales en dolor han sido
y en el remedio heridas inmortales.
Lope de Vega.
¡Qué cantidad de sonetos!, tenemos un montón de material...
ResponderEliminarCierro oficialmente este post.