sábado, 20 de marzo de 2010

Podrán cortar las flores, pero no detendrán la primavera (Pablo Neruda). 21 de marzo "Día Mundial de la Poesía"


21 de marzo día del "renacer". De nuevo comienza un ciclo por ello no es raro que la Unesco declarara en 1999 esta fecha como "Día Mundial de la Poesía".
La poesía, esa forma de comunicación que expresa sentimientos.
En esta entrada vamos a buscar poemas relacionados con la nueva estación que comienza, la primavera. Como siempre, empiezo yo...
Foto: Google imágenes

29 comentarios:

  1. La Primavera besaba


    La primavera besaba
    suavemente la arboleda,
    y el verde nuevo brotaba
    como una verde humareda.

    Las nubes iban pasando
    sobre el campo juvenil...
    Yo vi en las hojas temblando
    las frescas lluvias de abril.

    Bajo ese almendro florido,
    todo cargado de flor
    -recordé-, yo he maldecido
    mi juventud sin amor.

    Hoy, en mitad de la vida,
    me he parado a meditar...
    !Juventud nunca vivida
    quién te volviera a soñar!

    Antonio Machado

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  2. Todo ha florecido en
    estos campos, manzanos,
    azules titubeantes, malezas amarillas,
    y entre la hierba verde viven las amapolas.
    El cielo inextinguible, el aire nuevo
    de cada día, el tácito fulgor,
    regalo de una extensa primavera.
    Sólo no hay primavera en mi recinto.
    Enfermedades, besos desquiciados,
    como yedras de iglesia se pegaron
    a las ventanas negras de mi vida
    y el sólo amor no basta, ni el salvaje
    y extenso aroma de la primavera.

    Y para ti qué son en este ahora
    la luz desenfrenada, el desarrollo
    floral de la evidencia, el canto verde
    de las verdes hojas, la presencia
    del cielo con su copa de frescura?
    Primavera exterior, no me atormentes,
    desatando en mis brazos vino y nieve,
    corola y ramo roto de pesares,
    dame por hoy el sueño de las hojas
    nocturnas, la noche en que se encuentran
    los muertos, los metales, las raíces,
    y tantas primaveras extinguidas
    que despiertan en cada primavera.

    Pablo Neruda

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  3. COMENTARIO DE IRENE G.

    En las mañanicas
    del mes de mayo
    cantan los ruiseñores,
    retumba el campo.
    En las mañanicas,
    como son frescas,
    cubren ruiseñores
    las alamedas
    Ríense las fuentes
    tirando perlas
    a las florecillas
    que están más cerca.
    Vístense las plantas
    de varias sedas,
    que sacar colores
    poco les cuesta.
    Los campos alegran
    tapetes varios,
    cantan los ruiseñores
    retumba el campo
    LOPE DE VEGA

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  4. Era una noche azul; la primavera
    inundaba mis sienes y mis manos,
    y era el mundo, muchacha, un fruto inmenso,
    cálido, abierto, mudo y entregado.

    Sentí mi carne desprenderse, irse
    por el paisaje misterioso y claro,
    mi sangre fue con los arroyos lentos,
    mi corazón perdióse en el espacio.

    Era hermoso en la piel sentir el roce,
    hecho leve suspiro, de los astros,
    y tener en la mano, dulcemente,
    un murmullo de nubes y de pájaros.

    Me fundí con el aire, con las cosas,
    sentí el fondo del mundo entre los labios
    y palpité, en la noche inmensa, grande,
    como un tremendo arcángel derramado.

    Rafael Morales

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  5. Levántate, amiga mía, hermosa mía, y ven!
    Porque ha pasado el invierno,
    las lluvias han cesado y se han ido.
    Brotan flores en la tierra,
    llega el tiempo de cantar,
    y el arrullo de la tórtola
    ya se oye por los campos.
    La higuera echa sus brotes,
    y las viñas en flor vierten fragancia.
    ¡Levántate, amiga mía, hermosa mía, y ven!

    Cantar de los cantares 2, 10-13

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  6. Doña Primavera
    viste que es primor,
    viste en limonero
    y en naranjo en flor.

    Lleva por sandalias
    unas anchas hojas,
    y por caravanas
    unas fucsias rojas.

    Salid a encontrarla
    por esos caminos.
    ¡Va loca de soles
    y loca de trinos!

    Doña Primavera
    de aliento fecundo,
    se ríe de todas
    las penas del mundo...

    No cree al que le hable
    de las vidas ruines.
    ¿Cómo va a toparlas
    entre los jazmines?

    ¿Cómo va a encontralas
    junto de las fuentes
    de espejos dorados
    y cantos ardientes?

    De la tierra enferma
    en las pardas grietas,
    enciende rosales
    de rojas piruetas.

    Pone sus encajes,
    prende sus verduras,
    en la piedra triste
    de las sepulturas...

    Doña Primavera
    de manos gloriosas,
    haz que por la vida
    derramemos rosas:

    Rosas de alegría,
    rosas de perdón,
    rosas de cariño,
    y de exultación.

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  7. CON LA LLEGADA DE LA PRIMAVERA

    He visto florecer en mi balcón
    el geranio, trepar la enredadera,
    brotar el alhelí con profusión
    y anunciar el jazmín su flor primera,
    como avisando con floral canción
    el arribo puntual de Primavera.
    He notado en mi ser un nuevo aliento
    -la juventud que daba por perdida-
    el afán de vivir y el sentimiento,
    el comenzar de nuevo la partida
    con renovado y juvenil intento,
    despertando mi alma adormecida.
    Me despierta la luz del nuevo día,
    de perfumada claridad temprana,
    con un clamor repleto de alegría
    que repica tenaz en mi ventana.

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  8. Volverán las oscuras golondrinas


    Volverán las oscuras golondrinas
    en tu balcón sus nidos a colgar,
    y otra vez con el ala a sus cristales,
    jugando llamarán;

    pero aquellas que el vuelo refrenaban
    tu hermosura y mi dicha al contemplar;
    aquellas que aprendieron nuestros nombres,
    esas... ¡no volverán!

    Volverán las tupidas madreselvas
    de tu jardín las tapias a escalar,
    y otra vez a la tarde, aun mas hermosas,
    sus flores abrirán;

    pero aquellas cuajadas de rocío,
    cuyas gotas mirábamos temblar
    y caer, como lágrimas del día...
    esas... ¡no volverán!

    Volverán del amor en tus oídos
    las palabras ardientes a sonar;
    tu corazón, de su profundo sueño
    tal vez despertará;

    pero mudo y absorto y de rodillas
    como se adora a Dios ante su altar,
    como yo te he querido... desengáñate,
    ¡así no te querrán!

    Gustavo Adolfo Becquer

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  9. ENIGMA

    Inesperadamente, el corazón,
    qué indescifrable enigma:
    qué rosa enardecida,
    qué trémulo aleteo de palomas,
    qué tropel de caballos desbocados,
    qué matinal fulgor de adolescencia,
    qué agridulce naufragio en la ternura,
    qué fragancia de abril,
    qué silenciosa música,
    qué prodigio.


    ¡FELIZ DÍA, TRIBU!

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  10. A JOSÉ MARÍA PALACIO

    Palacio, buen amigo,
    ¿está la primavera
    vistiendo ya las ramas de los chopos
    del río y los caminos? En la estepa
    del alto Duero, Primavera tarda,
    ¡pero es tan bella y dulce cuando llega!...

    ¿Tienen los viejos olmos
    algunas hojas nuevas?

    Aún las acacias estarán desnudas
    y nevados los montes de las sierras.

    ¡Oh mole del Moncayo blanca y rosa,
    allá, en el cielo de Aragón, tan bella!

    ¿Hay zarzas florecidas
    entré las grises peñas,
    y blancas margaritas
    entre la fina hierba?

    Por esos campanarios
    ya habrán ido llegando las cigüeñas.

    Habrá trigales verdes,
    y mulas pardas en las sementeras,
    y labriegos que siembran los tardíos
    con las lluvias de abril. Ya las abejas
    libarán del tomillo y el romero.

    ¿Hay ciruelos en flor? ¿Quedan violetas?

    Furtivos cazadores, los reclamos
    de la perdiz bajo las capas luengas,
    no faltarán. Palacio, buen amigo,

    ¿tienen ya ruiseñores las riberas?

    Con los primeros lirios
    y las primeras rosas de las huertas,
    en una tarde azul, sube al Espino,
    al alto Espino donde está su tierra...
    Antonio Machado

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  11. Ya alegra la campiña
    la fresca primavera;
    el bosque y la pradera
    renuevan su verdor.
    Con silbo de las ramas
    los árboles vecinos
    acompañan los trinos
    del dulce ruiseñor.
    Este es el tiempo, Silvio,
    el tiempo del amor.

    Escucha cual susurra
    el arroyuelo manso;
    al sueño y al descanso
    convida su rumor.
    ¡Qué amena está la orilla!
    ¡Qué clara la corriente!
    ¿Cuándo exhaló el ambiente
    más delicioso olor?
    Este es el tiempo, Silvio,
    el tiempo del amor.

    Más bulla y más temprana
    alumbra ya la aurora;
    el sol los campos dora
    con otro resplandor.
    Desnúdanse los montes
    del duro y triste hielo,
    y vístese ya el cielo
    de más vario color.
    Este es el tiempo, Silvio,
    el tiempo del amor.

    Las aves se enamoran,
    los peces, los ganados,
    y aun se aman enlazados
    el árbol y la flor.
    Naturaleza toda,
    cobrando nueva vida,
    aplaude la venida
    de mayo bienhechor.
    Este es el tiempo, Silvio,
    el tiempo del amor.




    Tomás de Iriarte

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  12. Poema a La Primavera

    Aquí viene la primavera,
    con vestido de mil colores,
    cuando llegue a tu vera,
    recíbela con honores.

    El bosque y las praderas,
    lucen verde color,
    y el silbido de las ramas,
    acompañan al ruiseñor.

    Los árboles se adornan,
    de frutos y de capullos,
    y los miran con orgullo,
    quién es más llamativo.

    La sencilla margarita,
    encantada de la vida,
    sonríe complaciente,
    es tan valiente.

    Entre las ramas secas,
    brotan hojas nuevas,
    todo es alegrías,
    con estas maravillas.

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  13. Doña Primavera
    de manos gloriosas,
    haz que por la vida
    derramemos rosas:

    Rosas de alegría,
    rosas de perdón,
    rosas de cariño,
    y de exultación.

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  14. Poema Hacia La Primavera de Delmira Agustini

    Sobre el mar que los cielos del ensueño retrata
    alza mi torre azul su capitel de plata
    que Eolo pulsa rara, dulcemente… Suspira
    al pie la vaga ola su vaga serenata.

    Y yo sueño en los cantos que duermen en mi lira,
    cuando un ave vibrante, de plumaje escarlata,
    en la ventana abierta se detiene y me mira:
    -¿Qué haces? -dice. -¡Allá abajo, es primavera…! ¡Inspira

    ansia de sol, de rosas, de caricias, de vida,
    la mágica palabra! Vuela el ave encendida.
    Yo bajo, desamarro mi yate marfileño…,

    y corto mares hacia alegre primavera.
    A mi espalda, en las olas, solitaria y austera
    mi torre azul se yergue como un largo «Ave Ensueño»

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  15. Llegó a ser Madre de Dios
    un día por su humildad
    y al final de la Pasión
    Madre de la Humanidad.
    La Madre que sin dolor
    dio a su primer Hijo a luz,
    ha engendrado por amor
    nuevos hijos en la Cruz,
    que ahora en mayo la veneran
    con bailes y con canciones,
    cuando en plena primavera
    el campo revienta en flores.


    Llegó a ser Madre de Dios
    un día por su humildad
    y al final de la Pasión
    Madre de la Humanidad.
    Llegó a ser Madre de Dios
    un día por su humildad
    y al final de la Pasión
    Madre de la Humanidad.
    La Madre que sin dolor
    dio a su primer Hijo a luz,
    ha engendrado por amor
    nuevos hijos en la Cruz,
    que ahora en mayo la veneran
    con bailes y con canciones,
    cuando en plena primavera
    el campo revienta en flores.

    La Madre que sin dolor
    dio a su primer Hijo a luz,
    ha engendrado por amor
    nuevos hijos en la Cruz,
    que ahora en mayo la veneran
    con bailes y con canciones,
    cuando en plena primavera
    el campo revienta en flores.

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  16. Idilio de Federico García Lorca

    A Enrique Durán

    Tú querías que yo te dijera
    el secreto de la primavera.

    Y yo soy para el secreto
    lo mismo que es el abeto.

    Árbol cuyos mil deditos
    señalan mil caminitos.

    Nunca te diré, amor mío,
    por qué corre lento el río.

    Pero pondré en mi voz estancada
    el cielo ceniza de tu mirada.

    ¡Dame vueltas, morenita!
    Ten cuidado con mis hojitas.

    Dame más vueltas alrededor,
    jugando a la noria del amor.

    ¡Ay! No puedo decirte, aunque quisiera,
    el secreto de la primavera.

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  18. La Flor del Aire*
    Yo la encontré por mi destino,
    de pie a mitad de la pradera,
    gobernadora del que pase,
    del que le hable y que la vea.

    Y ella me dijo: "Sube al monte.
    Yo nunca dejo la pradera,
    y me cortas las flores blancas
    como nieves, duras y tiernas."

    Me subí a la ácida montaña,
    busqué las flores donde albean,
    entre las rocas existiendo
    medio dormidas y despiertas.

    Cuando bajé, con carga mía,
    la hallé a mitad de la pradera,
    y fui cubriéndola frenética,
    con un torrente de azucenas.

    Y sin mirarse la blancura,
    ella me dijo: "Tú acarrea
    ahora sólo flores rojas.
    Yo no puedo pasar la pradera."

    Trepe las penas con el venado,
    y busqué flores de demencia,
    las que rojean y parecen
    que de rojez vivan y mueran.

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  19. Mi jardincito

    Hay en mi jardín
    flores de colores
    y gratos olores
    que me hacen feliz.

    La rosa galana
    el clavel lozano
    la humilde violeta
    y el tierno jazmín.

    Las flores hermosas
    y mil mariposas
    hoy visten de fiesta
    mi bello jardín.

    Esperanza Martínez.



    david ferrero

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  20. Cu-cu, cu-cu,
    se oye cantar,
    es que el cuclillo,
    la primavera,
    con su canto
    viene anunciar,
    cu-cu, cu-cu,
    Viene anunciar.

    Cu-cu, cu-cu,
    quiere decir,
    que de esmeralda
    y hermosas flores,
    pronto el campo
    se va a vestir.

    Cu-cu, cu-cu,
    pronto se irá,
    con tristeza
    el crudo invierno,
    y la nieve
    se deshará.

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  21. La Primavera llegó

    La primavera llegó
    con sus flores de color,
    margaritas a montones
    y el ratoncito "Don Don"
    que hermosa la primavera
    que ya llegó.

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  22. La primavera besaba
    suavemente la arboleda,
    y el verde nuevo brotaba
    como una verde humareda.

    Las nubes iban pasando
    sobre el campo juvenil...
    Yo vi en las hojas temblando
    las frescas lluvias de abril.

    Bajo ese almendro florido,
    todo cargado de flor
    -recordé-, yo he maldecido
    mi juventud sin amor.

    Hoy, en mitad de la vida,
    me he parado a meditar...
    ¡Juventud nunca vivida
    quién te volviera a soñar!

    Autor: Antonio Machado

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  23. ¡Madre mía, tierra,
    otra vez más verde,
    más plena, más bella!

    (Y yo, mientras, hijo
    tuyo, con más secas
    hojas en las venas).

    ¡Madre mía, tierra,
    sé tú siempre joven,
    y que yo me muera!

    (Y tú, mientras, madre
    mía, con más frescas
    hojas en las piernas).

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  24. MARIPOSA DE OTOÑO

    La mariposa volotea
    y arde -con el sol- a veces.

    Mancha volante y llamarada,
    ahora se queda parada
    sobre una hoja: que la mece.

    Me decían: -No tienes nada.
    No estás enfermo. Te parece.

    Yo tampoco decía nada.
    Y pasò el tiempo de las mieses.

    Hoy una mano de congoja
    llena de otoño el horizonte.
    Y hasta de mi alma caen hojas.

    Me decían: -No tienes nada.
    No estás enfermo. Te parece.

    Era la hora de las espigas.
    El sol, ahora,
    convalece.

    Todo se va en la vida, amigos.
    Se va o perece.

    Se va la manò que te induce.
    Se va o perece.

    Se va la rosa que desates.
    También la boca que te bese.

    El agua, la sombra y el vaso.
    Se va o perece.

    Pasò la hora de las espigas.
    El sol, ahora,
    convalece.

    Su lengua tibia me rodea.
    También me dice: -Te parece.

    La mariposa volotea,
    revolotea,
    y desaparece.


    PABLO NERUDA.

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  25. El título me suena "raro" Jennifer...

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  26. Toda preñada de flores,
    la tierra pare flores,
    las arboles flores,
    los matorrales flores,
    los arbustos flores,
    las hierbas flores,
    el aire dibuja flores
    y ella la flor de las flores.
    Un Lindo Gatito

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  27. Con la primavera

    Con la primavera
    Viene la canción,
    La tristeza dulce
    Y el galante amor.

    Con la primavera
    Viene una ansiedad
    De pájaro preso
    Que quiere volar.

    No hay cetro más noble
    Que el de padecer:
    Sólo un rey existe:
    El muerto es el rey.

    José Marti

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  29. Anuncio de primavera


    Mi vida está hecha de noches,
    de lágrimas de estrellas, de lunas
    frías y silenciosas.
    Como un ángel de las tinieblas
    se acostumbraron mis ojos a las calles
    oscuras, a la penumbra de los bares,
    a la luz, de neón, artificial.
    Gentes, recién llegadas de la tarde,
    aseguran que volvió la Primavera
    y en mi ropero sólo hay trajes negros,
    presentimientos negros,
    máscaras de amargura.
    Señora de los Cielos Luminosos,
    cuando no sea un maldito
    me haré unas alas
    -como Ícaro-
    e intentaré volar al sol

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