viernes, 11 de febrero de 2011

LA LÍRICA Y EL AMOR. Llega San Valentín.

Nada como un buen poema para expresar sentimientos. Por ello en esta semana del "amor literario" vamos a recopilar grandes poemas de amor de la literatura en español. Empezad a buscar y seleccionar vuestros favoritos.
A los chicos y chicas de PCPI A les recuerdo que el lunes pondremos en marcha nuestro proyecto "Romeo y Julieta de Verona a Fuenlabrada" con el que pondremos el broche de oro al tema del amor en la literatura.

                                Feliz fin de semana Tribu y estudiad para el control del martes.

25 comentarios:

  1. Nuestras tumbas, mujer, se darán besos,
    nuestros cajones besos y mordiscos,
    y no serán sudarios los nuestros sino sábanas
    para engendrar trigales
    y construir el pecho de los cedros.
    Nos volverán a ver sobre la tierra,
    a ti llena de polen y de pétalos,
    cubierta de azaleas y azahares,
    y a mí con un pedazo de primavera roja
    entre la boca de madera.
    Sobre la tierra, amada, sobre el campo,
    tú con trenzas de musgo,
    con un manto de plumas y de orquídeas,
    y yo con un relámpago extendido en mis ramas
    como una fruta elástica y madura.
    La muerte será apenas un fecundo reposo,
    un sueño recorrido por gusanos labriegos,
    otra luna de miel entre raíces,
    otro rodar los dos dulces y mudos,
    por un salón de terciopelo verde.
    Que no pongan el nombre tuyo sobre la bóveda,
    ni el mío sobre el hueco que se trague mis tigres,
    sino que nos abonen y nos rieguen,
    pues esto es suficiente, compañera,
    para tu corazón y mi semilla.

    firmado por:

    Carlos Castro Saavedra

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  2. Amor prohibido:

    Subes centelleante de labios y de ojeras!
    Por tus venas subo, como un can herido
    que busca el refugio de blandas aceras.

    Amor, en el mundo tú eres un pecado!
    Mi beso en la punta chispeante del cuerno
    del diablo; mi beso que es credo sagrado!

    Espíritu en el horópter que pasa
    ¡puro en su blasfemia!
    ¡el corazón que engendra al cerebro!
    que pasa hacia el tuyo, por mi barro triste.
    ¡Platónico estambre
    que existe en el cáliz donde tu alma existe!

    ¿Algún penitente silencio siniestro?
    ¿Tú acaso lo escuchas? Inocente flor!
    ... Y saber que donde no hay un Padrenuestro,
    el Amor es un Cristo pecador!

    Escrito por César Vallejo

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  3. Versos de amor, conceptos esparcidos,
    engendrados del alma en mis cuidados,
    partos de mis sentidos abrasados,
    con más dolor que libertad nacidos;

    expósitos al mundo, en que perdidos,
    tan rotos anduvistes y trocados,
    que sólo donde fuistes engendrados
    fuérades por la sangre conocidos;

    pues que le hurtáis el laberinto a Creta,
    a Dédalo los altos pensamientos,
    la furia al mar, las llamas al abismo,

    si aquel áspid hermoso nos aceta,
    dejad la tierra, entretened los vientos,
    descansaréis en vuestro centro mismo.




    Poemas de Lope de Vega

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  4. Poema XII:



    Para mi corazón basta tu pecho,
    para tu libertad bastan mis alas.
    Desde mi boca llegará hasta el cielo
    lo que estaba dormido sobre tu alma.

    Es en ti la ilusión de cada día.
    Llegas como el rocío a las corolas.
    Socavas el horizonte con tu ausencia.
    Eternamente en fuga como la ola.

    He dicho que cantabas en el viento
    como los pinos y como los mástiles.
    Como ellos eres alta y taciturna.
    Y entristeces de pronto, como un viaje.

    Acogedora como un viejo camino.
    Te pueblan ecos y voces nostálgicas.
    Yo desperté y a veces emigran y huyen
    pájaros que dormían en tu alma.



    Pablo Neruda

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  5. Lope y Neruda dos grandes del amor literario :)

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  6. Vierte racimos la gloriosa palma,
    y sin amor se pone estéril luto;
    Dafnes se queja en su laurel sin fruto,
    Narciso en blancas hojas se desalma.

    Está la tierra sin la lluvia en calma,
    viles hierbas produce el campo enjuto,
    porque nunca el Amor pagó tributo,
    gime en su piedra de Anaxarte el alma.

    Oro engendra al amor de agua y de arenas,
    porque las conchas aman el rocío,
    quedan de perlas orientales llenas.

    No desprecies, Lucinda hermosa, el mío,
    que al trasponer del sol, las azucenas
    pierden el lustre, y nuestra edad el brío.

    lope de vega

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  7. Sabrás que no te amo

    Sabrás que no te amo y que te amo
    puesto que de dos modos es la vida,
    la palabra es un ala del silencio,
    el fuego tiene una mitad de frío.

    Yo te amo para comenzar a amarte,
    para recomenzar el infinito
    y para no dejar de amarte nunca:
    por eso no te amo todavía.

    Te amo y no te amo como si tuviera
    en mis manos las llaves de la dicha
    y un incierto destino desdichado.

    Mi amor tiene dos vidas para armarte.
    Por eso te amo cuando no te amo
    y por eso te amo cuando te amo.

    Pablo Neruda

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  8. Sabe, si alguna vez tus labios rojos
    quema invisible atmósfera abrasada,
    que el alma que hablar puede con los ojos
    también puede besar con la mirada.


    ¿Cómo vive esa rosa que ha prendido
    junto a tu corazón?
    Nunca hasta ahora contemplé en la tierra
    sobre el volcán la flor.



    Mi vida es un erial;
    flor que toco se deshoja;
    que en mi camino fatal,
    alguien va sembrando el mal
    para que yo lo recoja.

    De lo poco en la vida que me resta
    diera con gusto los mejores años
    por saber lo que a otros
    de mí has hablado.
    Y esta vida mortal y de la eterna,
    lo que me toque, i me toca algo,
    por saber lo que a solas
    de mí has pensado.

    Gustavo Adolfo Bécquer

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  9. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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  10. Bella,
    no hay nada como tus caderas,
    tal vez la tierra tiene
    en algún sitio oculto
    la curva y el aroma de tu cuerpo,
    tal vez en algún sitio,
    bella.

    Bella, mi bella,
    tu voz, tu piel, tus uñas
    bella, mi bella,
    tu ser, tu luz, tu sombra,
    bella,
    todo eso es mío, bella,
    todo eso es mío, mía,
    cuando andas o reposas,
    cuando cantas o duermes,
    cuando sufres o sueñas,
    siempre,
    cuando estás cerca o lejos,
    siempre,
    eres mía, mi bella,
    siempre.




    Poemas de Pablo Neruda

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  11. Canta pájaro amante en la enramada
    selva a su amor, que por el verde suelo
    no ha visto al cazador que con desvelo
    le está escuchando, la ballesta armada.

    Tirale, yerra. Vuela, y la turbada
    voz en el pico transformada en yelo,
    vuelve, y de ramo en ramo acorta el vuelo
    por no alejarse de la prenda amada.

    Desta suerte el amor canta en el nido;
    mas luego que los celos que recela
    le tiran flechas de temor de olvido,

    huye, teme, sospecha, inquiere, cela,
    y hasta que ve que el cazador es ido,
    de pensamiento en pensamiento vuela.

    Poema Canta Pájaro Amante
    de Lope de Vega

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  12. Ángela adónica


    Hoy me he tendido junto a una joven pura
    como a la orilla de un océano blanco,
    como en el centro de una ardiente estrella
    de lento espacio.

    De su mirada largamente verde
    la luz caía como un agua seca,
    en transparentes y profundos círculos
    de fresca fuerza.

    Su pecho como un fuego de dos llamas
    ardía en dos regiones levantado,
    y en doble río llegaba a sus pies,
    grandes y claros.

    Un clima de oro maduraba apenas
    las diurnas longitudes de su cuerpo
    llenándolo de frutas extendidas
    y oculto fuego

    Pablo Neruda

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  13. Poema XIII

    He ido marcando con cruces de fuego
    el atlas blanco de tu cuerpo.
    Mi boca era una araña que cruzaba escondiéndose.
    En ti, detrás de ti, temerosa, sedienta.

    Historias que contarte a la orilla del crepúsculo,
    muñeca triste y dulce, para que no estuvieras triste.
    Un cisne, un árbol, algo lejano y alegre.
    El tiempo de las uvas, el tiempo maduro y frutal.

    Yo que viví en un puerto desde donde te amaba.
    La soledad cruzada de sueño y de silencio.
    Acorralado entre el mar y la tristeza.
    Callado, delirante, entre dos gondoleros inmóviles.

    Entre los labios y la voz, algo se va muriendo.
    Algo con alas de pájaro, algo de angustia y de olvido.
    Así como las redes no retienen el agua.
    Muñeca mía, apenas quedan gotas temblando.
    Sin embargo, algo canta entre estas palabras fugaces.
    Algo canta, algo sube hasta mi ávida boca.
    Oh poder celebrarte con todas las palabras de alegría.
    Cantar, arder, huir, como un campanario en las manos de un loco.
    Triste ternura mía, ¿Qué te haces de repente?
    Cuando he llegado al vértice más atrevido y frío
    mi corazón se cierra como una flor nocturna.


    Pablo Neruda

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  14. Es la mañana llena de tempestad
    en el corazón del verano.

    Como pañuelos blancos de adiós viajan las nubes,
    el viento las sacude con sus viajeras manos.

    Innumerable corazón del viento
    latiendo sobre nuestro silencio enamorado.

    Zumbando entre los árboles, orquestal y divino,
    como una lengua llena de guerras y de cantos.

    Viento que lleva en rápido robo la hojarasca
    y desvía las flechas latientes de los pájaros.

    Viento que la derriba en ola sin espuma
    y sustancia sin peso, y fuegos inclinados.

    Se rompe y se sumerge su volumen de besos
    combatido en la puerta del viento del verano.

    Pablo Neruda

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  15. Poema XII: Para mi corazón basta tu pecho


    Para mi corazón basta tu pecho,
    Para tu libertad bastan mis alas.
    Desde mi boca llegará hasta el cielo
    Lo que estaba dormido sobre tu alma.

    Es en ti la ilusión de cada día.
    Llegas como el rocío a las corolas.
    Socavas el horizonte con tu ausencia,
    Eternamente en fuga como la ola.

    He dicho que cantabas en el viento
    Como los pinos y como los mástiles.
    Como ellos eres alta y taciturna.
    Y entristeces de pronto, como un viaje.

    Acogedora como un viejo camino.
    Te pueblan ecos y voces nostálgicas.
    Yo desperté y a veces emigran y huyen
    Pájaros que dormían en tu alma.

    Pablo Neruda

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  16. Deseos

    Sólo tu corazón caliente,
    Y nada más.

    Mi paraíso, un campo
    Sin ruiseñor
    Ni liras,
    Con un río discreto
    Y una fuentecilla.

    Sin la espuela del viento
    Sobre la fronda,
    Ni la estrella que quiere
    Ser hoja.

    Una enorme luz
    Que fuera
    Luciérnaga
    De otra,
    En un campo de
    Miradas rotas.

    Un reposo claro
    Y allí nuestros besos,
    Lunares sonoros
    Del eco,
    Se abrirían muy lejos.

    Y tu corazón caliente,
    Nada más.

    Federico García Lorca

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  17. Ni el corazón cortado por un vidrio
    en un erial de espinas,
    ni las aguas atroces vistas en los rincones
    de ciertas casas, aguas como párpados y ojos,
    podrían sujetar tu cintura en mis manos
    cuando mi corazón levanta sus encinas
    hacia tu inquebrantable hilo de nieve.

    Nocturno azúcar, espíritu
    de las coronas,
    redimida
    sangre humana, tus besos
    me destierran,
    y um golpe de agua con restos del mar
    golpea los silencios que te esperan
    rodeando las gastadas sillas, gastando puertas.

    Noches con ejes claros,
    partida, material, únicamente
    voz, únicamente
    desnuda cada día.
    Sobre tus pechos de corriente inmóvil,
    sobre tus piernas de dureza y agua,
    sobre la permanencia y el orgullo
    de tu pelo desnudo,
    quiero estar, amor mío, ya tiradas las lágrimas
    al ronco cesto donde se acumulan,
    quiero estar, amor mío solo con una sílaba
    de plata destrozada, solo con una punta
    de tu pecho de nieve.

    Ya no es posible, a veces
    ganar sino cayendo,
    ya no es posible, entre dos seres
    temblar, tocar la flor del río:
    hebras de hombre vienen como agujas,
    tramitaciones, trozos,
    familias de coral repulsivo, tormentas
    y pasos duros por alfombras
    de invierno.

    Entre labios y labios hay ciudades
    de gran ceniza y húmeda cimera,
    gotas de cuándo y cómo, indefinidas
    circulaciones:
    entre labios y labios como por una costa
    de arena y vidrio, pasa el viento.

    Por eso eres sin fin, recógeme como si fueras
    toda solemnidad, toda nocturna
    como una zona, hasta que te confundas
    con las líneas del tiempo.
    Avanza en la dulzura,
    ven a mi lado hasta que las digitales
    hojas de los violines
    hayan callado, hasta que los musgos
    arraiguen en el trueno, hasta que del latido
    de mano y mano bajen las raíces.

    Pablo Neruda

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  18. Qué tienes, qué tenemos,
    qué nos pasa?
    Ay, nuestro amor es una cuerda dura
    que nos amarra hiriéndonos
    y si queremos
    salir de nuestra herida,
    separarnos,
    nos hace un nuevo nudo y nos condena
    a desangramos y quemarnos juntos.

    Qué tienes? Yo te miro
    y no hallo nada en ti sino dos ojos
    como todos los ojos, una boca
    perdida entre mil bocas que besé, más hermosas,
    un cuerpo igual a los que resbalaron
    bajo mi cuerpo sin dejar memoria.

    Y qué vacía por el mundo ibas
    como una jarra de color de trigo
    sin aire, sin sonido, sin substancia!
    Yo busqué en vano en ti
    profundidad para mis brazos
    que excavan, sin cesar, bajo la tierra:
    bajo tu piel, bajo tus ojos
    nada,
    bajo tu doble pecho levantado
    apenas
    una corriente de orden cristalino
    que no sabe por qué corre cantando.
    Por qué, por qué, por qué,
    amor mío, por qué?

    Pablo Neruda

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  19. Amor mío, mi amor…, de Jaime Sabines

    Amor mío, mi amor, amor hallado
    de pronto en la ostra de la muerte.
    Quiero comer contigo, estar, amar contigo,
    quiero tocarte, verte.

    Me lo digo, lo dicen en mi cuerpo
    los hilos de mi sangre acostumbrada,
    lo dice este dolor y mis zapatos
    y mi boca y mi almohada.

    Te quiero, amor, amor absurdamente,
    tontamente, perdido, iluminado,
    soñando rosas e inventando estrellas
    y diciéndote adiós yendo a tu lado.

    Te quiero desde el poste de la esquina,
    desde la alfombra de ese cuarto a solas,
    en las sábanas tibias de tu cuerpo
    donde se duerme un agua de amapolas.

    Cabellera del aire desvelado,
    río de noche, platanar oscuro,
    colmena ciega, amor desenterrado,

    voy a seguir tus pasos hacia arriba,
    de tus pies a tu muslo y tu costado.

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  20. Dos rojas lenguas de fuego
    que, a un mismo tronco enlazadas,
    se aproximan, y al besarse
    forman una sola llama;

    dos notas que del laúd
    a un tiempo la mano arranca,
    y en el espacio se encuentran
    y armoniosas se abrazan;

    dos olas que vienen juntas
    a morir sobre una playa
    y que al romper se coronan
    con un penacho de plata;

    dos jirones de vapor
    que del lago se levantan
    y al juntarse allá en el cielo
    forman una nube blanca;

    dos ideas que al par brotan,
    dos besos que a un tiempo estallan,
    dos ecos que se confunden,
    eso son nuestras dos almas.


    Gustavo Adolfo Bécquer.

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  21. EFINICIÓN DEL AMOR


    Desmayarse, atreverse, estar furioso

    áspero, tierno, liberal, esquivo,


    alentado, mortal, difunto, vivo,


    leal, traidor, cobarde y animoso;



    No hallar fuera del bien, centro y reposo,


    mostrarse alegre, triste, humilde, altivo,

    enojado, valiente, fugitivo,


    satisfecho, ofendido, receloso;





    Huir el rostro al claro desengaño,


    beber veneno por licor suave,


    olvidar el provecho, amar al daño,



    Creer que el cielo en un infierno cabe,

    dar la vida y el alma a un desengaño,


    ésto es AMOR, quien lo probó, lo sabe.


    Lope de Vega

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  22. Cuerpo de mujer, blancas colinas, muslos blancos,
    te pareces al mundo en tu actitud de entrega.
    Mi cuerpo de labriego salvaje te socava
    y hace saltar el hijo del fondo de la tierra.

    Fui solo como un túnel. De mí huían los pájaros
    y en mí la noche entraba su invasión poderosa.
    Para sobrevivirme te forjé como un arma,
    como una flecha en mi arco, como una piedra en mi honda.

    Pero cae la hora de la venganza, y te amo.
    Cuerpo de piel, de musgo, de leche ávida y firme.
    Ah los vasos del pecho! Ah los ojos de ausencia!
    Ah las rosas del pubis! Ah tu voz lenta y triste!

    Cuerpo de mujer mía, persistiré en tu gracia.
    Mi sed, mi ansia sin límite, mi camino indeciso!
    Oscuros cauces donde la sed eterna sigue,
    y la fatiga sigue, y el dolor infinito

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  24. Amor tardío

    Tardíamente, en el jardín sombrío,

    tardíamente entró una mariposa,

    transfigurando en alba milagrosa

    el deprimente anochecer de estío.



    Y, sedienta de miel y de rocío,

    tardíamente en el rosal se posa,

    pues ya se deshojó la última rosa

    con la primera ráfaga de frío.


    Y yo, que voy andando hacia el poniente,

    siento llegar maravillosamente,

    como esa mariposa, una ilusión;

    pero en mi otoño de melancolía,

    mariposa de amor, al fin del día,

    qué tarde llegas a mi corazón

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